Trucos, cheats, códigos, huevos de pascua. Sea como sea que los definamos, desde siempre, el mundo de los videojuegos estuvo repleto de secretos que iban desde curiosidades hasta enormes bugs que se explotaban al máximo para hacernos la vida un poco más fácil a la hora de jugar. A veces, una pequeña alarma se disparaba en nuestro interior y de alguna forma, sabíamos que algo se escondía de nuestra vista allí donde estuviéramos. Sabíamos que había algo por descubrir y pasábamos horas intentando todo lo que podíamos para saber de qué se trataba. Quizá no se tratase de nada, pero nadie podía decirnos que no habíamos hecho el intento. Y cuántas otras habrían sido las ocasiones en que en alguna fase se escondía una puerta a otro mundo, un mundo secreto y completamente inexplorado sin que nosotros lo supiéramos.
Gran parte de todos los intentos fallidos que hemos tenido a la hora de desentrañar un misterio se debía a los rumores. El “amigo de un amigo” había logrado pelear con el hombre en llamas que estaba al fondo de The Pit II en Mortal Kombat II, uno de la escuela había conseguido robarle la metralleta al jefe final de Double Dragon, e incluso alguien era tan bueno en Tetris que había visto el final del juego. Cuando comenzaron a salir las revistas especializadas, nunca resolvían estos misterios, por lo cual los rumores nunca paraban. Siempre existía alguien (a quien nunca conocíamos en persona) que había logrado algo increíble y nosotros nos dejábamos los dedos intentando todo lo que se nos ocurría y nunca lo conseguíamos.
Con el correr del tiempo, la expansión de Internet y los foros dedicados, los antiguos rumores fueron desmentidos, los verdaderos trucos revelados y la magia de los emuladores nos permitió, por fin, hacer aquello que cuando éramos niños intentamos durante tardes enteras y nunca conseguimos, ya fuera porque nos habían dado mal el dato como porque era tan difícil y nuestra paciencia tan poca que lo dejábamos de lado y lo catalogábamos, nosotros mismos, de rumor falso.