miércoles, 9 de julio de 2014

Trilogía Mass Effect


Poco hay que reste ser dicho sobre una de las franquicias más importantes de videojuegos de los últimos años. Mucho se habló, se mostró, se analizó y se plasmó en distintos medios y no es, en principio, mi intención repetir lo que muchos han hecho hasta el momento. Probablemente no pueda evitarlo y caiga, aunque sea de forma nimia, en el análisis superficial de cada una de las piezas individuales, pero no por eso debe llamarse a esto un análisis propiamente dicho. De hecho, no existe una manera precisa de catalogar lo que quiero expresar en estas líneas, ya que es más un repaso de su historia y argumento, en un intento de facilitarlo a personas que no hayan tenido la suerte de adentrarse en este universo tan basto y maravilloso, como de contrastar opiniones con quienes más lo hayan jugado.

lunes, 9 de junio de 2014

Los misterios del ayer



Trucos, cheats, códigos, huevos de pascua. Sea como sea que los definamos, desde siempre, el mundo de los videojuegos estuvo repleto de secretos que iban desde curiosidades hasta enormes bugs que se explotaban al máximo para hacernos la vida un poco más fácil a la hora de jugar. A veces, una pequeña alarma se disparaba en nuestro interior y de alguna forma, sabíamos que algo se escondía de nuestra vista allí donde estuviéramos. Sabíamos que había algo por descubrir y pasábamos horas intentando todo lo que podíamos para saber de qué se trataba. Quizá no se tratase de nada, pero nadie podía decirnos que no habíamos hecho el intento. Y cuántas otras habrían sido las ocasiones en que en alguna fase se escondía una puerta a otro mundo, un mundo secreto y completamente inexplorado sin que nosotros lo supiéramos.
Gran parte de todos los intentos fallidos que hemos tenido a la hora de desentrañar un misterio se debía a los rumores. El “amigo de un amigo” había logrado pelear con el hombre en llamas que estaba al fondo de The Pit II en Mortal Kombat II, uno de la escuela había conseguido robarle la metralleta al jefe final de Double Dragon, e incluso alguien era tan bueno en Tetris que había visto el final del juego. Cuando comenzaron a salir las revistas especializadas, nunca resolvían estos misterios, por lo cual los rumores nunca paraban. Siempre existía alguien (a quien nunca conocíamos en persona) que había logrado algo increíble y nosotros nos dejábamos los dedos intentando todo lo que se nos ocurría y nunca lo conseguíamos.
Con el correr del tiempo, la expansión de Internet y los foros dedicados, los antiguos rumores fueron desmentidos, los verdaderos trucos revelados y la magia de los emuladores nos permitió, por fin, hacer aquello que cuando éramos niños intentamos durante tardes enteras y nunca conseguimos, ya fuera porque nos habían dado mal el dato como porque era tan difícil y nuestra paciencia tan poca que lo dejábamos de lado y lo catalogábamos, nosotros mismos, de rumor falso.

sábado, 7 de junio de 2014

El cine que compramos cada día

Pepper 
El backstage del mundo es un lugar oscuro. Pocas personas conocen las idas y venidas de los intereses de las grandes compañías. La publicidad en particular, mueve tantos intereses como dinero al año: se estima que se manejan algo más de 500.000 (si, leyó bien, quinientos mil) millones de dólares anualmente, de los cuales, un 90% se destina a la publicidad en el cine y la televisión.

Aquellas películas evolucionadas Vol. II

peliculasSeries 
 Una vez más me doy cita a traerles desde el rincón de los recuerdos, algunas de aquellas series que, con mayor o menor éxito, han sido adaptadas desde la gran pantalla a nuestro televisor. Me he interesado por muchos casos mencionados en los comentarios del anterior artículo, así como algunos otros que no han sido tan conocidos, más allá de la película original.

viernes, 6 de junio de 2014

El peligro cultural de la red

Redes 
Internet es uno de los grandes desarrollos de la humanidad, con diferencia. Tomando como base la implementación del teléfono, ha permitido ir añadiendo funciones de otras herramientas a nuestros ordenadores, pudiendo así, leer periódicos, ver canales de televisión y escuchar programas radiales de todas partes del mundo, incluso de forma simultánea. Gracias al constante avance tecnológico, también podemos agregar esas mismas funciones a sistemas portátiles, como teléfonos móviles o smartphones, teniendo filmadoras, cámaras de fotos, televisores, radios, periódicos, libros, reproductores de películas y música, agendas, alarmas, relojes y sistema de mensajería en el mismo artefacto con el que, además, podemos realizar llamadas. Gracias a estos dispositivos móviles, las redes Wi-Fi y los servicios de conexión móvil, podemos introducirnos y navegar por la red básicamente desde cualquier sitio, a todo momento. Internet, sin duda alguna, acorta distancias. Pero existen muchos problemas en la constante utilización de internet, algunos de los cuales, poco a poco comienzan a ser reconocidos por expertos para ser estudiados y evitar futuros inconvenientes, aunque sin embargo, hay muchos otros que pasan desapercibidos y que poco a poco vamos adoptando como una parte de nuestro crecimiento social, que parece perfectamente normal, a pesar de los constantes signos de alarma a los que no prestamos mayor atención. Entre estos grandes problemas están el de la constante desinformación, gracias a la, cada vez mayor, costumbre de utilizar de forma incorrecta los buscadores, y el de la poca aceptación de diferencias culturales que existen al relacionarnos con personas de otros lugares del mundo. Aunque no lo parezca, estos dos problemas son sumamente graves y están estrechamente relacionados el uno con el otro.

Retro o recuerdo


Con el desenfrenado avance tecnológico, debemos adaptarnos constantemente al día a día moderno. Podemos observar las distintas transformaciones que sufren todas aquellas cosas que creíamos conocer tan bien. Cosas que se achican o se agrandan, que toman lo poco que les sirve de lo viejo, para mejorarlo y adaptarlo a nuestras crecientes necesidades. En ese estado de adaptación constante en el que nos encontramos, uno de los factores principales que nos preocupamos por actualizar es el de nuestro vocabulario. Al igual que hace la tecnología, adaptamos, recortamos, alargamos y transformamos términos antiguos o incluso nos inventamos alguno nuevo, para poder etiquetar todo aquello que nos rodea. Esta creciente necesidad de denominar cada cosa nueva que vemos por el mundo, la utilizamos para una verdadera infinidad de posibilidades. Etiquetamos desde actitudes y estados de ánimo, pasando por acciones, objetos y puntos de vista, hasta llegar incluso a las tendencias y modas, cada vez más cambiantes. Como todo, es fácil caer en el error de la malinterpretación, el uso indebido e, incluso, en el de la desinformación.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Creepypastas: mostrando nuestro lado más oscuro


Desde el nacimiento mismo de la humanidad, han existido historias y leyendas. Desde legados míticos hasta escritos religiosos, podemos observar como la imaginación humana, ha sido capaz de desarrollar (siempre con bases reales) una infinita cantidad de historias que pueden abarcar desde la creación del universo, hasta los actuales peligros de tomar bebidas cola mientras se comen ciertos dulces específicos.


De toda esta interminable cantidad de historias, existen dos modelos que podrían enseñarnos mucho acerca de la naturaleza humana, no por su cultura, sino que porque representan sus mayores anhelos y miedos: el modelo de historia religiosa, y el modelo de historia de terror.


La religión en la historia de la humanidad ha sido algo en constante cambio, aunque siempre mantiene unas ciertas bases que se mantienen imperturbables: los buenos serán recompensados, los malos serán castigados.


A pesar de que antiguamente se creía en los dioses que representaban lo cotidiano (el dios de la lluvia, del trueno, del sol, de la sabiduría y todo un largo etc.), hoy, la religión se ha convertido en una cuestión de absoluta fé, y en un tema absolutamente personal e individual, por lo que voy a limitarme a hablarles del otro modelo de historia… me refiero, claro está, a las historias de miedo.